sábado, 3 de noviembre de 2007

EL CAMINO DE JOAQUIN LAVIN

Por Gonzalo Müller

¿Para donde va Joaquín Lavín?, que con la expresión de unas frases, provocó un cambio tan profundo del escenario político del país. Su definición de “Bacheletista-Aliancista”, de “que se gobierne con los mejores”, y de “querer un arcoíris para la Alianza” sin duda han calado hondo.Claramente el apoyo de Lavín a la Presidenta, no se basa en un juicio positivo de lo que ha sido su gobierno, sino como él mismo dice en que a este Gobierno todavía le quedan 30 meses y nadie se puede quedar de brazos cruzados. Los principales problemas del país siguen entrampados y sin solución, y Lavín está dispuesto a colaborar, desde sus principios e ideas, en todo lo que ayude a darles una solución.Quienes sostienen la tesis contraria, la del desalojo, hablaron de confusión, pero en Lavín no hay confusión e insiste nuevamente en que la manera de hacer política que el país necesita se aleja de las pequeñas peleas, y avanza hacia la colaboración, como lo demuestra la última encuesta realizada por la Tercera, donde un 70% respalda lo planteado por Lavín, y esperan de la oposición que ha demostrado su efectividad en la fiscalización, ahora avance a demostrar su capacidad de construir acuerdos, esencial si se quiere ser alternativa de gobierno.Lo mismo en el tema de estar dispuestos a cruzar las fronteras que separan al Gobierno de la Alianza, los chilenos esperan que sus políticos tengan altura de miras, y sean capaces de discutir pensando en llegar a acuerdos y no simplemente descalificarse o sacar pequeñas ventajas políticas.El dialogo en democracia es indispensable, y en esto el Gobierno no lo ha hecho bien. No ha logrado generar confianza en la oposición, y sus llamados a ponerse de acuerdo o a construir un pacto social, siempre recibieron el escepticismo de la Alianza. Por eso es que la intervención de Joaquín Lavín abre la oportunidad, para el Gobierno y para la Alianza, de avanzar en el dialogo, de reconocer que hay problemas que requieren de urgente solución y a los cuales nadie se puede restar, pero este dialogo tiene ciertos requisitos, que se produzca entre iguales, reconociendo las legitimas diferencias, pero con un espíritu de colaboración, de ver en que se puede avanzar ahora, y lograr el acuerdo.El propio Sebastián Piñera entendió que se debe avanzar en este dialogo, y lanzo la semana pasada una invitación al gobierno para concretar soluciones en el tema de Seguridad ciudadana, luego es el Gobierno el que decide sumar al propio Joaquín Lavín a este dialogo, por que valoran su disposición y liderazgo para concretar una agenda, que de repuesta a la gran demanda de la población por vivir con mayor tranquilidad y libre de delincuencia.Quienes pretenden leer hacia dónde va Joaquín Lavín en los códigos de la vieja política, sin duda se van a equivocar. Para entender a Lavín no hay que pensar en los efectos inmediatos, ni en el titular o la próxima encuesta; los verdaderos efectos de esta nueva forma de hacer política son de largo plazo, por que se identifican con un sentimiento profundo de toda la ciudadanía, con una necesidad de cambio, y de esperar que la política se vuelva a escribir con mayúscula. Comencemos a pensar más allá de la próxima elección presidencial, pero con la voluntad de trabajar hoy, para que esos cambios lleguen a todos los chilenos.